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Sobre Mi

Bienvenidos a este espacio

No es casualidad que estés leyendo esta historia, un simple acto que desde ya nos permite conectarnos y empezar a sincronizar nuestros caminos. Por eso, antes de seguir, te envío mi sentimiento de gratitud.

Soy GINA TATIANA RUIZ SORIANO y me dedico a ayudar a quienes asisten a mis terapias, a todas las almas, niños, jóvenes, adultos, mayores, a encontrarse con su esencia divina, su camino de vida; a sanar, a amar, a amarse, a que encuentren su felicidad y armonía. Todos somos seres de luz. Yo también tuve que recorrer un camino y pasar muchas pruebas para llegar hasta aquí.

Por fortuna, mi vida dio un giro inesperado. Antes de graduarme como profesional, tuve la oportunidad de viajar a Londres (Inglaterra), para continuar con mi formación.

Allí, no solo descubrí nuevas culturas, religiones, formas de pensar, creencias. Me encontré con otras personas, otras almas que al igual que yo estaban en la búsqueda de su esencia, de nueva “información”. Allí, conocí a varios maestros que me acercaron por primera vez a la metafísica, me mostraron el inicio de mi misión.

Entendí que esos amigos imaginarios con los que jugaba de niña, eran seres de luz, maestros, ángeles si los quieres llamar así, que me acompañan en la vida y en mi misión. Tu también tienes los tuyos. Por eso, nunca estas sol@.

Regresé a Colombia y me hice profesional en Finanzas y Comercio exterior de la Universidad Sergio Arboleda. Logré tener cargos laborales importantes, estabilidad económica, toda una carrera exitosa, más para complacer a otros y no ir contra la corriente. Aun así, no le encontraba mucho sentido a mi vida. Me sentía vacía, que algo no estaba bien en mi vida.

Nací en Colombia y crecí en una bella, normal y tradicional familia bogotana. Recuerdo que a mis cuatro años jugaba con mis amigos imaginarios, los veía y escuchaba con claridad (como si fueran otro ser humano normal). Poco tiempo después, alguien muy cercano me dijo que eso estaba mal, ¡que no era normal. Me vi obligada a esconder, negar y olvidarme de esa conexión, que hoy me permite ayudar a personas como tú.

Dejé de escuchar mi corazón y mi alma, me dediqué a vivir mi infancia y mi juventud de una manera “normal”, negándome a conocer y profundizar sobre la existencia y mi misión de vida. Creo que dejé de amarme, perdí mi objetivo y lejos de lo que realmente tenía que vivir.

Pude conseguir un muy buen cargo en el Estado, con muy buen salario, prestigio y buenas relaciones; cosechar muchos logros, sin poder llenar el vacío que seguía sintiendo en mi interior.

En medio de una reunión muy importante de trabajo sufrí un fuerte dolor de cabeza y después un accidente cerebro-vascular que estuvo a punto de convertirse en una grave enfermedad. En ese momento, me dije: “hasta aquí llegó mi exitosa vida profesional”. 

Renuncie contra todo pronóstico, opiniones y presiones. Se me empezó a “venir el mundo encima”, mis seres queridos me decían que cómo iba a renunciar, de qué iba a vivir… Todo lo que alguien con miedo te puede decir.

Debo confesar que tampoco fue fácil. El estrés, la presión y el poco tiempo para mí que tenía en mi vida profesional, cambiaron por la presión, angustia económica y zozobra por descubrir que tenía la vida destinada para mí. Ya estaba casada y en mi matrimonio empecé a tener dudas y miedos. Mis “problemas” cambiaron, pero empecé a hacer lo que me dictaba el corazón.

En esa época, nació nuestra primera hija, pero la felicidad de su llegada, se tornó crítica porque tuvimos que dejarla en la UCI por algunos días, sin siquiera poder abrazarla ni alzarla en mis brazos. Yo no entendía lo que estaba pasando pero, justo en ese momento, se despertó en mí una capacidad sensorial que antes no la había querido ver o aceptar. Empecé a comunicarme con mi pequeña bebé sin importar la distancia física que había entre nosotras, sentía su corazón y me conecté con su esencia divina.

Pudimos superar ese momento y pude empezar a reconocer mis habilidades. Descubrí definitivamente que mis amigos imaginarios, no eran tan imaginarios como me los hacían creer, y que todo lo vivido no era más que la preparación para mi real camino hacia mi meta personal.

Gracias a Dios mi pareja no “compró” ninguno de esos miedos y, por el contrario, desde su amor, posición y confianza, me apoyó incondicionalmente y colaboró para que pudiera trabajar y descubrir mi conocimiento.

La vida me trajo cambios inesperados y contundentes en mi salud, amor y abundancia material y espiritual. La única opción que tenía era ¡confiar! y seguir mi corazón, reencontrarme o reencausarme mi misión de vida.

Entenderlo me llevó tiempo. Comprender y asimilar que mis comités espirituales me estaban preparando para cambiar mi rumbo hacia la sanación espiritual, no fue nada sencillo, pero ¡Acá estoy!

Entré en una intensa etapa de conocimiento y formación, con técnicas como el conocimiento de la Terapia de Respuesta Espiritual (TRE), física cuántica, esencias florales, ángeles, poliedros, mándalas, mantras, cristales, psicoterapia, life coach, teoría de desdoblamiento, entre otras. El aprendizaje, hasta ese momento, era amarme y reconocer mi esencia, algo que entendí aún más debido a una enfermedad que me atacó en mi glándula suprarrenal: perdí mi pelo, me salió acné, subí de peso por el uso de corticoides y mi cuerpo vivió la decadencia necesaria, para enseñar ¡amarme!

Pude recobrar mi sabiduría y reconocí lo que había aprendido y “para qué” lo había aprendido. ¡ME SANÉ!, Sané mi cuerpo y todos los aspectos en mi vida que no estaban en sintonía con mi misión.

Seguí con mis estudios. Aprendí neuropsicología y profundicé en los otros conocimientos ya mencionados sola, con maestros y en diferentes talleres, capacitaciones, seminarios, conservatorios y diplomados. Aprendí a cómo elevar mi consciencia espiritual, es ahí cuando ¡decido ver más allá! Y ¡dar un paso adelante!

Pero, tal vez, el más importante e idóneo para mí ha sido reencontrarme con la Alquimia (siempre he sido alquimista pero no lo sabía). Con el conocimiento de la alquimia y sacando quirúrgicamente algunos aspectos, que para mí son los más importantes de otras técnicas, comienza la más bella y divina experiencia para mí y para las personas con las que trabajo, mediante mi técnica basada única y solamente en el amor hacia la divinidad.

Tomé la decisión y empecé a recorrer el camino para ayudar a sanar a los demás. Como te dije al comienzo, me dedico a ayudar a los seres que acuden a mí, mediante terapias individuales o de pareja, a niños, adultos; ayudo a todas las almas a encontrarse con su esencia divina, su camino de vida; a sanar, amar, a amarse, a que encuentren su felicidad y armonía. Todos somos seres de luz y aquí estoy para servirte.

Con infinito amor y servicio. 

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